lunes, 9 de febrero de 2009

// Carta a tu ego .

...y así, una vez más, el corazón se convirtió en una lata de alimento para el ego. Fue hasta entonces cuando finalmente comprendió que un ego hambriento no puede pensar en amor, sino en hambre. 


Querido Ego Indigesto:

Lamento no haber entendido esto antes, pues pude habernos evitado todo este malestar. No sabía que como yo, tú también sufres de un trastorno alimenticio; sin embargo no nos ocurre lo mismo. Yo por mi parte no deseo alimentarme; y tú, no puedes evitar hacerlo. 

De haber sabido esto antes no te habría sobre alimentado con mis desperdicios. Es más, tal vez incluso habría intentado ingerirlos lentamente para aprender a comer de nuevo. 

Francamente, me costaba aceptar que ambos nos estuviéramos haciendo daño, pero la claridad ha venido de la mano del paso del tiempo y ahora comprendo que nada de esto es sano para ninguno de los dos. Es por esto que te escribo esta carta, primero para disculparme y por último para despedirme. 

Espero que en algún momento decidas sanar para que la próxima vez que casualmente nos encontremos podamos admitir con una sonrisa que, por fin, todo está bien. 

A t e n t a m e n t e .

Mi Ego Anoréxico

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