Es curioso como el cuerpo y el alma se dejan engañar tan fácil por la cabeza, ¿no?; en específico me refiero a que se acostumbran a la rutina y se vuelven víctimas de la costumbre en cuestión de minutos. De pronto ya no son de carne y de escencia, sino de hierro y butano... de pronto ya no sirven para sentir, sino para sobrevivir al ajetreo de la existencia robótica a la que tan fácil nos entregamos... y así de pronto ya no tienen sed de armonía, sino de neurosis. ---Insisto: que complejos somos los seres humanos.
A veces me parece que las palabras 'pasado' y 'pecado' fuesen sinónimos. Ahora nadie desea perdonarme; y para el colmo, he perdido la capacidad de perdonarme a mí misma.
Mi navidad no adquirió un sabor amargo... más bien, sólo estoy envejeciendo. Me endurezco y se me olvida como amarme. Me congelo y se me olvida como amar.
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